Her fourth mother, her big sister and her friend/ Su cuarta madre, su hermana mayor y su amiga

The other day I talked on this blog about how I discovered Cambridge for the very first time the 18^th September of 2011, thus, ten years ago, which means that my oldest niece, who was born just few days after my arrival to the UK, has just turned 10 years old. You should see how beautiful and tall she is. Do you have any nieces or nephews? Do you recall how did you feel when you became an auntie or an uncle?

Happiness and excitement, these are the precise words that best describe the sensations that run through your body whenever your brother (in my case) announces that he is having his first child. From that very moment you start looking for gifts and you sort of get obsessed with how the pregnancy is going on. However, none of these feelings have anything to do with how emotional you get the instant you have the little baby in your arms.

Nevertheless, I must say that this tender moment had to be delayed for us. To be more specific, for starters my niece was born whilst I was living abroad. Having said that, I must confess that I was planning to fly to Pamplona so as to see her as soon as she got out of the hospital, however, since the baby was born with the umbilical cordon tight to her neck provoking her a small stroke, it turned out that she had to remain in the hospital for one month. Consequently, as you can imagine, when I came back to Spain for Christmas I was over excited to know her.

As a matter of fact, I remember saying to my brother that I was going to pay him a visit right after I arrived at Pamplona, for I could not wait to meet her. Notwithstanding, to my surprise, barely had I entered into my house that my sister in law appeared from my behind with the little creature in her arms, like if it was my birthday present, hence, tears of joy streamed down my face: that tinny gorgeous doll was my first niece, Ane. What´s more, that evening, I had the chance to feed her by myself and I could not stop staring at her.

Now, ten years later, she is still one of my princesses, and to her I am a mixture of fourth mother that looks after her from time to time, a big sister and a friend. I look forward to being her confident whenever she should have teenage dramas and dilemmas. In conclusion, not only do nieces and nephews bring light to our world but also they manage to recharge our energies with each hug.

 

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El otro día conté en este blog cómo descubrí Cambridge por primera vez el 18^thSeptiembre de 2011, es decir, hace diez años, lo que significa que mi sobrina mayor, que nació unos pocos días más tarde, acaba de cumplir diez añazos. Deberías ver qué guapa y alta está. Y, tú, ¿tienes sobrinas o sobrinos? ¿Te acuerdas de cómo te sentiste cuando nacieron?

Pura felicidad sería la palabra que mejor describe la sensación que recorre tu cuerpo cuando tu hermano (en mi caso) anuncia que va a tener su primer hijo. Y es que desde ese mismo instante comienzas a mirar regalos para bebé y de repente te empiezas a obsesionar por cómo el embarazo va transcurriendo. Sin embargo, nada de esto es comparable con lo emocional que te sientes en el momento en el que coges en brazos a la pequeña criatura.

No obstante, debo decir que yo tuve que esperar para disfrutar de esos minutos de ternura. Para empezar, mi sobrina nació cuando me encontraba en el extranjero. Dicho esto, debo recalcar que estaba en mis planes volar a Pamplona con el fin de conocerla en cuanto saliese del hospital, pero, desgraciadamente, como nació con el cordón umbilical rodeando su cuello provocándole un pequeño derrame, no le quedó otra opción que quedarse un mes hospitalizada. Teniendo esto en consideración, podéis imaginar que cuando volví a España por Navidad me moría de ganas por verla.

De hecho, recuerdo decirle a mi hermano que nada más llegar a Pamplona iba a ir corriendo a hacerle una visita para poder conocer por fin a mi sobrinica. En cambio, para mi sorpresa, nada más entrar en casa de mis padres mi cuñada apareció por detrás con mi princesita en brazos, como si se tratase de mi regalo de cumpleaños. Y allí estaba, una muñeca preciosa y pequeñita llamada Ane, lo que hizo que lágrimas de emoción mojasen mis mejillas. Por si esto fuera poco, esa noche tuve la oportunidad de darle el biberón. No podía parar de mirarla.

 

Ahora, diez años más tarde sigue siendo una de mis princesas y yo para ella soy una mezcla entre cuarta madre que a veces le cuida, hermana mayor y amiga. Qué ganas tengo de ser su confidente cuando tenga dramas y dilemas de adolescente. En conclusión, no solo los sobrinos dan luz a nuestra vida, sino que también recargan nuestras energías con cada abrazo.