jueves, 18 de octubre de 2012

Va por ti, descansa en paz

El periodismo se basa en tratar de explicar el porqué de las cosas. De interpretar todo lo que sucede en el mundo o en nuestro alrededor para que el lector, el telespectador o el oyente entienda su sentido. El ser humano necesita comprender el sentido de las cosas. El sentido de la vida.

Pero desgraciadamente hay hechos que no se pueden entender. El por qué no es compatible con todos los problemas y no queda otra opción más que ser fuerte y enfrentarse a ello. Pasar página. Así nos hemos sentido todos las personas que formarmos o que han formado parte de Diario de Noticias de Navarra.

Hacía ya unos días que éramos conscientes de que nuestra querida compañera Arnotegui estaba atravesando una complicada enfermedad que había surgido por sorpresa. Pero fue en la tarde del martes cuando supimos que nuestra Arno se estaba muriendo. Que no había remedio. El habitual bullicio de una redacción periodística sacando adelante, como cada día, un periódico, se transformó en un auténtico silencio de dolor, tristeza, lágrimas y profundos suspiros. Una de las peores tardes de nuestras vidas.

Son esos momentos en los que te sientes incapaz de escribir una sola palabra más, pero que sabes que lo tienes que hacer sí, o sí, porque, ése es tu trabajo y tienes que seguir adelante. Esos instantes en los que, por mucho que lo intentas, no puedes concentrarte en tu artículo porque en tu cabeza tan solo aparece la cara de nuestra Arno, con su encantadora sonrisa y sus ricitos. Y piensas en cómo puede ser que una chica tan joven, de tan solo treinta años, haya podido dejarnos tan pronto. Una chica que amaba su tierra, Obanos (un pueblo navarro cercano a Pamplona) y que siempre estaba sonriendo. Por mucho que estuviesemos en ERE, por mucho que la situacion empresarial fuese mal, por mucho que tuviera que maquetar casi ella sola tropecientas mil páginas. Por mucho que por culpa de Osasuna, del Barça o del Madrid tuviera que trabajar un sábado hasta las dos de la mañana. Por mucho que tuviese que aguantar el coñazo que le debámos mis compañeros de sección  y yo con los ajustes para el Noticias de Álava y Gipuzkoa, o con las miles de copias de política internacional y de comunicación que le pedíams de Deia.

Es tremendamente difícil y doloroso asumir que una cosa así pase. Echare de menos que tu cara sea una de las primeras que veía nada más llegar a la redacción. Echaré de menos tu brillantez para ajustar y maquetar páginas imposibles. Pero ante todo, echaré (echaremos) de menos tu enorme simpatía y compañerismo. Descansa en paz Arno. Un abrazo y mucho ánimo para toda su familia y amigos.


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