During these two last weeks all The Media is talking about the crisis that is taking place in Kabul. It is unbelievable how a country can be so complicated and so fragile at the same time. When I first heard about the Taliban taking over of Afghanistan I was not able to make sense of how its citizens could be so dependable on the USA troops. Notwithstanding, what broke my heart in pieces was to see the images of a desperate population that would do anything to leave its mother land, let alone the high number of wounded (and deaths) the terrorist blast has left. Scenes that unfortunately mean nothing for some selfish countries that happen to forget that above all, Afghans are human beings.
Honestly speaking, I understand that Afghanistan is a complex state on account of its more than divided society, its location, the extension of its mountainous areas and the high number of rebels and insurgents that are hidden in every single border, entry and land connexion. For this reason I fathom why foreign troops, especially the USA ones, have not been able to rebuild a broken nation. Nevertheless, I strongly believe that Joe Biden was very aware of the consequences of announcing the withdrawal of its soldiers at the moment in which The Taliban had more presence.
Anyway, leaving aside the well or bad job done by the American troops, I am quite appalling by the reaction of the president of the Republic of France, Emmanuel Macron, towards this critical situation. To be more specific, whilst everybody was shocked by the suffering of Kabul´s citizens, Macron just focus his speech on the importance of controlling the migration flow. In my humble opinion, although I see the point that receiving so many refugees might be overwhelming for a country, I would say that should you be an important politician figure, you must have somewhat more empathy, to act as if you still had a pitch of humanity inside you, at least to pretend that you are sorry for them.
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En estas últimas dos semanas la crisis de Kabul ha sido la gran protagonista en todos los medios de comunicación. Es increíble cómo un país puede ser tan complicado y frágil al mismo tiempo. La primera vez que oí sobre la reconquista talibán de Afganistán no conseguía entender cómo sus ciudadanos podían depender tanto de las tropas de Estados Unidos. Sin embargo, lo que me ha roto el corazón en pedazos ha sido ver las imágenes de una civilización desesperada que haría lo que fuese por abandonar su tierra natal, por no hablar del alto número de heridos (y muertos) que el atentado terrorista ha dejado. Escenas que desgraciadamente no aportan ningún significado a países egoístas que olvidan que los afganos son seres humanos.
Por un lado entiendo que Afganistán es un estado muy complejo debido a su más que dividida sociedad, su localización, su extensa zona montañosa y el alto número de insurgentes que se esconden en cada frontera y conexión territorial. Por esta razón, comprendo que las tropas extranjeras destinadas allí, en especial las norte americanas, no hayan sido capaces de reconstruir una nación rota. No obstante, por otro, considero que Joe Biden era perfectamente consciente de las consecuencias de anunciar la retirada de sus soldados en el momento en el que los talibanes tenían más presencia.
De cualquier forma, dejando a un lado el buen o mal trabajo de las tropas estadounidenses, lo que más me repugna es la reacción que tuvo el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, sobre esta crítica situación. Para ser específicos, mientras el mundo entero estaba en shock por el sufrimiento del pueblo de Kabul, Macron centró su discurso en su preocupación por el control del flujo migratorio. En mi opinión, aunque es cierto que hay que tener en cuenta que la llegada masiva de refugiados puede saturar a un país, diría que una figura política importante debería tener algo más de empatía y actuar como si aún le quedase una pizca de humanidad, al menos pretender que se compadece de ellos.
Además, por último lugar, Francia forma parte del acuerdo de Ginebra firmado para aceptar refugiados en peligro, con lo cual, más le vale realizar su función. Dicho esto no estoy afirmando que ayudarles sea la tarea más sencilla del universo, pero sí que creo que deberíamos ponernos en su piel y pensar por qué están tan desesperados por huir. Deseemos lo mejor para el pueblo de Afganistán.
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