Mirando un poco hacia atrás, me gustaría realizar una pequeña revisión sobre lo que supuso la semana del 17 de Julio, pues fue un tanto rara, con una mezcla enorme de sensaciones.
En esos momentos acababa de volver de vacaciones. Sí, fue una perezosa vuelta al trabajo.
Siempre cuesta volver a la rutina tras dos semanas de vacaciones, viendo a los míos. Aunque he de decir que no tuve mucha carga de trabajo esa semana :)
La cosa es que no han sido unas vacaciones normales no. Tenía que estar en mis Sanfermines, y no
precisamente corriendo delante de los toros, como dicen los ingleses. Para muchos los Sanfermines es
solo una fiesta. Una fiesta con guiris locos que lo único que hacen es emborracharse. No obstante, para los pamploneses es algo más. Es un sentimiento de, son mis fiestas, ¡y son muy grandes! Es por eso que en los días previos, la ciudad está muy nerviosa y con muchas ganas. Y es que esa sensación del 5 de Julio de que hay que acostarse pronto porque el 6 comienza la jarana, es inexplicable. Pero es aún más emocionante madrugar el 6 para, por fin, volver a vestirnos de blanco y rojo, y asistir al tradicional almuerzo. Qué entrañable resulta vestir todos igual. No importa la clase social a la que pertenezcas, durante 9 días todos somos Pamplona, todos somos rojos y blancos. Precioso.
Es por eso que cuando llega el Pobre de Mí, a pesar de que todos estemos muy cansados de tantos
días de fiesta, alguna lagrimilla cae de forma inevitable. Para los que no son de Pamplona, el Pobre de Mí es una chorrada. No entienden por qué estamos tristes o por qué nos ponemos tan emotivos. Y es que Sanfermines es algo muy de Pamplona, muy de la tierra.
Pero Bueno, las fiestas del 2019 se acabaron y pronto llegarán las del 2020. Curioso que por esas
fechas ya estaré en la treintena (me adentro en ella en Diciembre). Un año se pasa rápido pero antes
hay que trabajar, ya que hay que pagar las facturas. Esto hace que tengas que adaptarte al mundo real muy rápido. Porque mientras el mundo para en Pamplona durante 9 dias, el resto del mundo sigue, y en el mundo laboral hay que estar muy despierto.
¿Que por qué digo esto? Porque conforme pasa el tiempo, (acabo de cumplir dos años en mi actual empresa y 4 años seguidos en UK) te vas dando cuenta de las inseguridades que tiene la gente. El mundo laboral a veces puede ser una jungla. Da igual lo mucho que te esfuerces, da igual cómo te lo trabajes, siempre va a haber personas que intenten hundirte. Y esto es una cosa que no logro entender. Se supone que somos compañeros de trabajo. Me es indiferente que trabajemos en distintos puestos o en diferentes departamentos. Deberíamos ser un equipo que se apoye mutuamente en vez de luchar entre nosotros. Dramas que se montan de un vaso de agua, intentos de responsabilizarte por todo, intentos de echar mierda sin motivo alguno. Echar broncas cuando no se debe y como no se debe. Pequeñas cosas que en ocasiones cansan mucho y desmotivan.
Pero bueno, somos seres humanos y por desgracia hay gente que transmite todas sus inseguridades
en el trabajo y que da demasiada importancia al mismo. Hay que respirar hondo y quedarse con lo
importante: Que tu jefe/jefa esté contento contigo. No hay que tomarse el trabajo como algo más que un trabajo. Porque no lo es. Vive y deja vivir...
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